lunes, 27 de junio de 2022

Granada, calle de Elvira

 

En su libro, Alhambra (Cuentos de La Alhambra como se conoce en versión traducida) Washington Irving describe una leyenda.


"La Torre de las Infantas, residencia en otro tiempo de las tres encantadoras princesas moras, participaba del abandono general: la araña tejía su tela en lo alto de los dorados camarines, a la vez que los murciélagos y las lechuzas anidaban en aquellos primeros aposentos, realzados en otro tiempo con la presencia de Zayda, Zorayda y Zorahayda. El abandono de esta Torre obedecía principalmente a la superstición de los habitantes, pues había circulado el rumor de que la sombra fantástica de la joven Zorahayda, que había exhalado su último suspiro en aquella Torre, se veía con frecuencia a la luz de la luna reclinada junto a la fuente del saloncito, o llorando en lo alto del adarve; y que otras veces, a medianoche, oían los acordes de su argentino laúd los caminantes que transitaban por lo hondo de la solitaria cañada."

Leyenda de la Rosa de la Alhambra o el Paje y el Halcón. Cuentos de la Alhambra. Publicadas versiones traducidas en 1888 y 1893.


Y por ende, hay un poema que hace referencia a la leyenda.



Granada, calle de Elvira

Federico García Lorca - Paco Ibáñez

Granada, calle de Elvira,

donde viven las manolas,

las que se van a la Alhambra,

las tres y las cuatro solas.

Una vestida de verde,

otra de malva, y la otra,

un corselete escocés

con cintas hasta la cola.


Las que van delante, garzas

la que va detrás, paloma,

abren por las alamedas

muselinas misteriosas.

¡Ay qué oscura está la Alhambra!

¿Adónde irán las manolas

mientras sufren en la umbría

el surtidor y la rosa?


¿Qué galanes las esperan?

¿Bajo qué mirto reposan?

¿Qué manos roban perfumes

a sus dos flores redondas?

Nadie va con ellas, nadie;

dos garzas y una paloma.

Pero en el mundo hay galanes

que se tapan con las hojas.


La catedral ha dejado

bronces que la brisa toma;

El Genil duerme a sus bueyes

y el Dauro a sus mariposas.

La noche viene cargada

con sus colinas de sombra;

una enseña los zapatos

entre volantes de blonda;


la mayor abre sus ojos

y la menor los entorna.

¿Quién serán aquellas tres

de alto pecho y larga cola?

¿Por qué agitan los pañuelos?

¿A dónde irán a estas horas?

Granada, calle de Elvira,

dónde viven las manolas,

las que se van a la Alhambra,

las tres y las cuatro solas.




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