El espejo devuelve la figura
con una flor prendida de la brisa
que rodea la clara vestidura.
La mano viaja desde la sonrisa
hasta el cabello de encrespado aroma
de la reciente joven insumisa.
Recuerda la cadera dulce poma
y el pecho aguza sensitiva nieve
y calladas distancias de paloma.
La imagen de la flor es aire breve
cruzando el aire de la niña triste.
Ella es la flor, el llanto, el tiempo leve.
Y digo en alba pura: ¨Sé que existe¨.
Verdor secreto (1949)